Inauguración del AVE a Galicia.

 

El 21 de diciembre de 2021 se cumplía, por fin, el deseo de muchos gallegos, tras décadas de promesas, obras, retrasos y una inversión de más de 10.000 millones de euros, de poder llegar a Madrid en un tiempo competitivo y razonable que pudiera desbancar al avión en esta ruta de comunicación tan necesaria.

Como suele ocurrir en estos casos, la felicidad no es completa, puesto que el AVE como tal sólo llega a Ourense, y aunque el resto de Galicia también se beneficia de ello, la mayoría de ciudades gallegas siguen perdiendo tiempo en sus relaciones con la capital de España. Esperemos que más pronto que tarde (se habla del próximo verano como fecha probable aunque yo discrepo porque siempre se retrasan), todas las ciudades gallegas tengan su AVE a Madrid. Entonces sí que podremos decir que la Alta Velocidad ha llegado de verdad a toda Galicia.

No obstante, el 21 de diciembre supuso un hecho histórico para Galicia, y como tal no podía dejarlo pasar, así que quise estrenar el AVE a Madrid. Para ello organicé un viaje de tres días y así poder desconectar del trabajo y aprovechar para hacer algo de turismo por la capital. Como dije, el AVE sólo llega hasta Ourense y éste tiene dos frecuencias diarias por sentido con Madrid, la primera a las 6:30 de la mañana y la segunda a las 16:25. El resto de trenes que salen de diferentes ciudades gallegas son Alvias de las series 130 y 730 que tardan en el mejor de los casos media hora más en el trayecto entre Ourense y Madrid que las 2 horas y 15 minutos que emplea el AVE.

Varias maquetas de los viaductos que coronan la línea

Para no tener que madrugar o pernoctar en Ourense busqué una solución alternativa: tomar en Pontevedra el Alvia de las 13:36 que va directo a Ourense sin entrar en Santiago y con llegada a la ciudad de As Burgas a las 14:50. Tras una comida ligera en la cafetería de la estación, todavía tuve tiempo de visitar una interesante exposición en una carpa situada en el exterior de la estación, donde se mostraban los entresijos de la línea, antes de pasar el control de acceso para acceder, con gran expectación y con muchos medios de comunicación presentes, al segundo AVE del día, o primero, porque el de las 6:30 lo hizo de noche y llegó a Madrid con las primeras luces del día.

Los medios de comunicación retransmitiendo en directo la salida del tren

La rama 10 del AVE de la serie 112, el mismo del viaje inaugural del día anterior, esperaba en vía 2 y poco a poco empezamos a subir al tren, mientras llegaba el Alvia Madrid-Lugo con un híbrido de la serie 730. Tras las fotos de rigor recorrí el tren de Preferente (ahora turista plus) a Turista pasando por su cafetería hasta ocupar mi asiento. Salimos con unos minutos de retraso debido a la gran afluencia de viajeros, algo que tendrán que ver en Renfe para adelantar el acceso al tren y evitar retrasos en la salida. Tras el sinuoso ascenso hasta Taboadela, y pasadas las nuevas instalaciones de Taboadela AV donde se encuentra el cambiador de ancho para los trenes Alvia, el tren va ganando velocidad hasta alcanzar los 300 km/h. Casi no se entera uno del viaje. Sin embargo, el tramo hasta Puebla de Sanabria es una sucesión de túneles y viaductos en los que apenas da tiempo de ver algo el paisaje. El trayecto entre Pedralba de la Pradería y Ourense, de 119 km fue uno de los más difíciles de construir (como lo fue también en su día la línea del Directo), con sus 32 viaductos (siendo el de Requejo el más largo con 1,72 km) y 31 túneles (el doble túnel de O Corno con 8,6 km el de más longitud), sumando con ambas vías 10 km de viaductos y 126 km soterrados. El coste sólo de este tramo fue de tres mil millones de euros, lo que da una idea de la complejidad del mismo.

Tren "Avril" estacionado en Zamora al regreso.

Después de la parada en Zamora donde se encontraba un tren de la serie 106, más conocido como "Avril" estacionado a la salida de la estación, llegamos a Madrid a su hora, las 18:40. A la vuelta volvería a ver el "Avril" pero esta vez estacionado en vía de andén en la estación zamorana. Esperemos que pronto entren en servicio en nuestra línea, pues son muy necesarios para acortar todavía más los tiempos de viaje.

 
Vídeo de paso por el intercambiador de Taboadela.                                    Vídeo de paso por Miamán.

Entrada al Museo del Ferrocarril de Delicias

Al día siguiente visité el Museo de Delicias por la mañana, viendo sus nuevas e interesantes  exposiciones, entre otros asuntos; y por la tarde me dediqué a recorrer el centro. Entre medias, me desplacé hasta la estación de Príncipe Pío para comer en su centro comercial y nada más bajar del cercanías una grata sorpresa: el tren de Alsa se encontraba allí estacionado con sus máquinas relucientes y sus coches y vagones engalanados para formar el denominado “Tren de los Reyes Magos”. Un regalo para la vista a falta de poder viajar en él, quizás para la próxima..

Tren de los Reyes Magos de ALSA estacionado en una de las toperas de Príncipe Pío.

Exposición sobre el centenario del Metro

Tras coger el metro y bajar en Sol, típico paseo para bajar la comida y tiempo para algunas compras, sin olvidar pasar por Bazar Matey, claro. Vuelta a Chamartín para dejar las bolsas en el hotel (siempre que voy a Madrid me hospedo en el de la estación) y de paso ver la exposición sobre el centenario del Metro de Madrid con sus vehículos históricos. Ya a última hora de la tarde todavía tuve un par de horas para visitar el Museo Naval y la sala de Egipto del MAN. Recomiendo más tiempo para dedicarle a estos museos que, sin duda, son muy interesantes, y merecen ser visitados con más calma.

El 23 de diciembre tocaba volver a casa por Navidad. El AVE de las 10 de la mañana con su rama 12 me dejaría en Ourense a las 12:15. El tren iba completo y esta vez tocó asiento a la contra pero no importó, el tiempo pasa volando. La llegada a Ourense se produjo bajo un intenso aguacero, así que me tomé un café en la terraza de la cafetería de la estación, que está cubierta por el andén, mientras escampaba antes de bajar al centro para comer. Por la época que era no tenía billete de regreso a Pontevedra hasta el Alvia de las 18:36, pese a haberlo cogido con más de un mes de antelación, lo que me daba tiempo a comer, dar un paseo y tomar algunas fotos al veterano viaducto ferroviario que, quién lo diría, ha visto por fin la electrificación y no la doble vía pero sí un tercer carril para el AVE. Desde el puente romano, además del AVE de la tarde y varios Alvias, pude fotografiar también el cereal bajando de Taboadela.

A las ocho de la noche llegaba a Pontevedra y terminaba mi singular viaje, espero que el próximo pueda realizarlo ya desde ésta misma ciudad pero en un verdadero AVE.

José Ángel Reyes González.-